"....Como economista puedo encontrar algunas razones para aceptar una cierta
desigualdad, pero no conozco ningún argumento económico que justifique
los niveles actuales. Al contrario, hay muchas razones para temer sus
consecuencias. Mencionaré cuatro, para las que hay evidencia empírica
concluyente.
Primera. La desigualdad hace a las economías de
mercado maniacodepresivas, volátiles e inestables. La razón es que la
desigualdad reduce el consumo de amplias capas sociales; y sin consumo
de masas, el capitalismo no funciona bien. De hecho, la burbuja de
crédito y el sobreendeudamiento de los hogares fueron una forma de dar a
las familias una capacidad de compra que no tenían para que la economía
siguiese funcionando. Pero ya hemos visto cómo acabó este experimento.
Segunda.
La desigualdad polariza la sociedad en dos grupos, no solo de renta,
sino también de expectativas de futuro. El resultado es un aumento del
malestar y de los conflictos sociales de todo tipo: protestas,
manifestaciones, huelgas y violencia social y política. Esto hace
imposible la existencia del contrato social que toda sociedad necesita
para funcionar.
Tercera. La desigualdad, en la medida en que es
un caldo de cultivo propicio para de todo tipo de extremismos y
populismos, es lesiva para la democracia. La historia política del
primer tercio del siglo pasado no debería ser olvidada. En esta
situación, la tentación tecnocrática-totalitaria de las élites aflora
rápidamente. En la Europa del euro hemos comenzado a ver síntomas de
esta tentación.
Cuarta. La desigualdad corrompe los sentimientos
morales y los fundamentos éticos que requiere una sociedad de mercado.
La desigualdad extrema hace que los muy ricos se sientan diferentes a
usted y a mí. Surge así una moral nihilista donde todo vale.
Se
podría decir, por tanto, que la desigualdad es un poderoso disolvente
del pegamento que una economía de mercado necesita para ser estable y
producir progreso económico y social. La desigualdad puede acabar
matando al capitalismo y a la democracia...
ANTÓN COSTAS, 29/09/13 ELPAIS Que no nos digas que fue un sueño ---> http://economia.elpais.com/economia/2013/09/27/actualidad/1380277278_174239.html